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Un Refugio en un Mundo Artificial


En un mundo saturado de artificialidad, donde la línea entre lo natural y lo artificial se desdibuja cada vez más, con frecuencia, al ver un rostro me pregunto ¿cómo será en realidad la faz de la persona que tengo delante sin todo lo que oculta su verdad?


Creo, sin duda, que por ello me encanta el Renacimiento, un tiempo en el que los artistas encontraron en lo natural su mayor inspiración. Desde las majestuosas pinceladas de Leonardo da Vinci hasta la delicada armonía de las formas en las esculturas de Miguel Ángel, cada obra respira vida y celebra la belleza de lo natural.


Las representaciones de la figura humana, en particular, reflejan un profundo respeto por la anatomía y la expresión emocional, capturando la esencia misma de la existencia humana.



El rostro de una mujer creado por IA.
Volto di donna.


Hoy, en un mundo donde la artificialidad estética parece reinar supremamente, el legado del Renacimiento nos ofrece una invitación a reconectar con lo que es genuino y verdadero. Nos recuerda que la belleza no reside en la perfección manufacturada, sino en la imperfección y la complejidad de lo natural. En un universo de filtros y retoques digitales, el Renacimiento nos insta a apreciar la autenticidad de la vida tal como es.


Es en este renacer de lo auténtico donde encuentro mi mayor alegría y consuelo, y por eso, el Renacimiento, se convierte en un refugio para mí y permanece como uno de los periodos artísticos que más aprecio y amo.



"En un mundo de artificio, elijo la auténtico; en un mar de superficialidad, elijo ser natural."
By #imagif 🍀


Un dibujo del rostro de una dama al estilo de Leonardo da Vinci.
Serena donna

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